lunes, 27 de febrero de 2012

"Ayer, Real Monasterio; hoy, almacén". Un artículo de 1970 todavía vigente (I)

"Santa Fe de Huerva, una triste mirada a nuestro pasado.
Niebla. Y un mañanero frío que se alivia al calor de unos sarmientos encendidos. Vino tinto en la bota y carne en la brasa. Un cazador se acerca al amor de una lumbre. De los pantalones, húmedos le nacen vapores al arrimarse al fuego. Pasa la bota.
A mí, el campo me gusta mucho. Todos los domingos salgo por ahí ¿Caza? Bah, apenas. Algún tordo.
Estamos a dos leguas de Zaragoza, en su término –que escribían los antiguos-, a la orilla izquierda del río la Huerva. A pocos pasos de nuestra acampada momentánea está el que fue Real Monasterio de Nuestra Señora de la Santa Fe de Huerva. De Huerva o de Cadrete, que de las dos maneras se nombra en las crónicas.


La leyenda de Santa Fe o la cogulla que hizo de puente.
Santa Fe tiene su leyenda y su milagro ¿Quien se resiste a contarla? Se veneraba en un convento cercano a Alcolea de Cinca el de Montesclaros, según ciertas referencias, fundado a mediados de siglo XIII bajo la protección del rey Jaime I, una antiquisima imagen de la virgen. Andando el tiempo, los religiosos tuvieron que trasladarse de monasterio y llevaron consigo la sagrada efigie. Pero al tener que vadear el río Cinca no pudieron hacerlo porque era mucha su crecida. El abad, entonces imploró a la virgen y, “como obedeciendo a un mandato”, se quitó la cogulla, la tendió en el río y pasaron por él la santa imagen, el abad y los monjes que le acompañaban. Para conmemorar el milagro hecho fundaron un monasterio que por la fe que impulsó al abad fue denominado de Nuestra Señora de la Santa Fe. Años más tarde, cuentan las crónicas, el vizconde de Biota costeó una rica capilla en el claustro del monasterio, donde se rindió culto a la imagen que desde entonces tomo el nombre de Nuestra Señora del Claustro.

Vasallos y señores
El caso es, dejando a un lado la leyenda y pasándonos a lo poquito que sabemos de la historia, que el citado monasterio de bernardos cistercienses se dice fundado en 1341 por el rico y devoto Miguel Pérez Zapata. No obstante, en el portalón de entrada al recinto del ex monasterio (arco de medio punto, columnas corintias, roseton con tres imágenes decapitadas: la del centro, en un riquísimo medallón, con la Inmaculada, ángeles y la Trinidad) hay nota de dos fechas: 1234, en un escudo de piedra negra con las siglas SF de Santa Fe, y 1347. La fábrica de la entrada es de ladrillo y da paso en el recinto amurallado. En su mayor parte –reconstrucciones y derribos a un tiempo- se conserva aún.
El Císter –digamos para situar la cuestión- se dividía en congregaciones, una o varias en cada país. Una de las españolas fue la Confregación Aragonesa, que estaba compuesta por los monasterios cistercienses de Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca. La erigió Paulo V en 1616. En total la formaban dieciocho monasterios, y entre ellos destacaron Poblet, Santes Creus, Piedra y Veruela, existentes desde el siglo XIII.
Y salvado el inciso, sigamos con Santa Fe. Los edificios fueron en un principio modestos. Santiago Gil Pilarcés, en su estudio “Cadrete, un municipio del valle del Huerva”, ha profundizado en el tema. Bebemos de sus fuentes, que se dice en estos casos. Madoz habla de la precaria existencia de los primitivos monjes: “Trabajaban espuertas, cestos y demas efectos de mimbre que recogían en la ribera del Huerva... Paulatinamente fueron cultivando tierras en las llanuras de Cadrete y Cuarte.”
La fundación de Santa Fe es un jalón que marca la historia y la prosperidad de aquellas tierras. Cuarte y Cadrete pasan a ser vasallos del monasterio, y el abad, señor al que han de tributar los vecinos. “Recibían del monasterio tierras y casas con la obligación de pagar cada año un quiñón en trigo por cada cahiz de tierra que recibían para cultivar, y de 40 a 60 reales anuales por las casas que habitaban”. Comienza así una gran labor de colonización y redención de aquellas tierras yermas, bajo la tutela de los monjes, a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI. Se lleva el agua a las terrazas altas y se construye el azud y las acequias que transformarán en rica vega las orillas del Huerva." (Juan Domínguez Lasierra. Heraldo de Aragón)

(continuará...)

sábado, 25 de febrero de 2012

Un ex-monasterio convertido en explotación ganadera

El ex-monasterio de Santa Fe fue dividido para su venta y tuvo varios dueños a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. La mayor parte de los terrenos intramuros y la mitad de los edificios, incluída media iglesia, pertenecían a comienzos del siglo XX a don Jorge Jordana Mompeón, empresario agropecuario y presidente de la Casa de Ganaderos de Zaragoza. En 1919 José García Mercadal visitó el ex-monasterio y así lo describía en el diario La correspondencia de España:

“He aquí que un apretujamiento de casas concierta nuestra atención. Sobre él yérguese el alerta de una torre de ladrillo, y junto a la torre la rechonchez de una cúpula coruscante bajo el beso del sol. Santa Fe. También aqui nos salen al paso recuerdos de otro tiempo mejor. Triste destino el de los pueblos que han sembrado su suelo de recuerdos que ya no son ni sombra de realidades. Aquí la fe hizo grandeza y poderio, en lo que hoy apenas sí son ruinas. Esperamos que mañana los hombres modernos hagan de lo que fue convento importante granja agrícola. En camino se está... “

Eran otros tiempos y otras mentalidades y tanto García Mercadal como Jordana veían ya los edificios de Santa Fe como meros continentes de una explotación ganadera. Sin embargo, el respeto por las arruinadas estructuras del monasterio cisterciense siempre estuvo presente en los Jordana que sólo las adaptaron en lugar de demolerlas, como hicieron otros propietarios.

Don Jorge Jordana Mompeón (1857-1931)

miércoles, 22 de febrero de 2012

Primera descripción del ex-monasterio de Santa Fe (1845)

Nunca podremos agradecerle lo suficiente a Pascual Madoz que a mediados del siglo XIX decidiera publicar su Diccionario Geográfico Estadístico. Su obra es pieza fundamental para cualquier estudio histórico y, tras ella, muchos historiadores callaron la existencia del monasterio de Santa Fe, su importancia histórica y su arte. Madoz hizo la pirmera descripción del ex-monasterio de Santa Fe y también denuncio su lamentable estado:

"Este monasterio de la orden cisterciense fue fundado en 1341 por Miguel Pérez Zapata (donde a fines del siglo XV ejercía su elocuente pluma en la crónica de los reyes de Aragón, el monge Gouberto Fabricio de Vagad) se halla situado en la ribera izquierda del río Huerva, a 1 legua al sur de Zaragoza, en una hermosa y fértil llanura. Su edificio es vastísimo, y dista como ¼ de legua de los pueblos de Cuarte y Cadrete, que caen hacia el Este. Las tierras anejas a este monasterio producen toda clase de frutos, y en el día lo habitan unas familias que dependen de la agricultura o cultivo de las mismas. La arquitectura de la nueva iglesia, es de órden corintio, construida con riqueza y muy buen gusto. Lástima causa que un edificio de esta naturaleza se halle en un estado de casi total abandono.

Los primitivos monges trabajaban espuertas, cestos y demás efectos de mimbre, que recogían en la ribera del Huerva, hasta que paulatinamente fueron cultivando tierras en las llanuras de los pueblos de Cadrete y Cuarte, donde había unos antiguos castillos y algunas paredes de edificios destruidos, que fueron el primer fundamento de estos dos pueblos; trasladándose desde aquel sitio al que ocupaban ultimamente en el año de 1835, cuando fueron suprimidas las comunidades, donde construyeron una iglesia baja, cuyas paredes aun subsisten, hasta que en el de 1774 poco más o menos, edificaron la iglesia nueva, por el orden de una catedral, con sillas altas y bajas de nogal del mayor primor en el coro, asi como igualmente las puertas de la sacristía.

Los pueblos de Cuarte y Cadrete fueron separados por los monges cuando se establecieron en el término llamado de las Almunias, donde existe este monasterio, dando a los vecinos las tierras y casas con la obligación de pagar cada uno un quiñón en trigo por cada cahiz de tierra, y por las casas de 40 a 60 reales anuales. Dichos monges tenían el privilegio de nombrar los alcaldes y ayuntamientos de los mencionados pueblos hasta el año 1808, como señores de aquel territorio; teniendo también dos coches para el abad cillero con tres pares de mulas para el tiro de los mismos y otro par de mulas de paso y con silla para bajar y subir a Zaragoza y otros puntos que les convenía.

Rechazados los franceses de Zaragoza en 1808, se retiró la caballería al monasterio de que se habla, en el que entraron y mataron al abad, al cillerero y a dos o tres monges más, saqueándoles todo lo que tenían, no obstante de haber salido el abad a la portería con las llaves del edificio y una porcion de dinero. En 1814 volvieron los monges a tomar posesión del monasterio y se reintegraron de las fincas secuestradas por los franceses, hasta que en el año de 1820 fueron vendidas en su mayor parte, como bienes nacionales, de que fueron despojados sus compradores en 1823, y restituidos a su posesión en 1835, en virtud de la supresión general de las órdenes monacales y religiosas."


Puerta de la sacristía de la iglesia del
monasterio de Santa Fe.


martes, 21 de febrero de 2012

Una reivindicación con más de 150 años

La reivindicación de que el ex-monasterio de Santa María de Santa Fe sea recuperado para el disfrute de todas las personas no viene de hace unos años. Se remonta prácticamente a la época en que fue dividido y vendido en subasta pública. José María Cuadrado en su colección de "Recuerdos y bellezas de España", publicado en 1844, presagiaba un futuro oscuro para Santa Fe:

“Y cual si un tiempo viniera estrecho para los edificios religiosos el recinto de la piadosa ciudad del Pilar, ciñen por afuera sus tapias una porción de conventos ni más recordables ni más venturosos en su actual estado que los del interior, y a lo largo de los ríos que cruzan su dilatadísima llanura se asientan todavía vastos monasterios o devotas ermitas. Sobre la orilla izquierda del Huerva a dos leguas de Zaragoza descuella Santa Fe, mansión de cistercienses fundada por Miguel Pérez Zapata en 1341, donde el monge Gauberto Fabricio de Vagad a fines del siglo XV ejercía su divagante si bien a veces elocuente pluma en la crónica de los reyes de Aragón, soltando la rienda a más altivos sentimientos de los que su estado y época prometían. Víctima de la indiferencia de la especulación perecerá este edificio a nuestras manos, después de sobrevivir al estrago de los franceses que inmolaron atrozmente a sus moradores en 1808.”



Grupo escultórico del arco de entrada y portería del Real monasterio cisterciense de
 Santa María de Santa Fe